martes, 7 de octubre de 2008

Apuntes sobre una crisis económica

Estamos ante una crisis económica que está sacudiendo todo el mundo que llamamos industrializado, porque lo que llamamos segundo y tercer mundo hace ya años, sinó décadas o siglos que está en crisis. Voy a intentar presentar una visión propia de esta crisis, siguiendo una intención de crear un blog del mundo de la Bolsa, pero también de la economía en general.
Veámos primero de que premisas debemos partir para entender una crisis de éste calibre. Primero, en el mundo y en todos los entornos deben haber personas ricas y personas pobres; por lo menos así está diseñado el mundo capitalista. Que todos sean pobres es imposible, ya que hay una cantidad determinada de recursos deben estar distribuidos de 'x' manera. Que todos sean ricos es imposible ya que, por el hecho de los recursos limitados, no todos pueden tener mucho.
Entonces se presentan dos escenarios: o hay ricos y pobres (capitalismo) o todo el mundo no es ni rico ni pobre (comunismo). Cómo esta crisis se presenta en un entorno básicamente capitalista, y este entorno, gracias o por culpa de la globalización ha absorvido a todo el planeta, trataremos este escenario.
Partimos de la premisa de que deben haber unos ricos y unos pobres.
Segundo, un mercado capitalista basa su sistema de precios y transacciones en la ley de la oferta y la demanda. Esta ley significa que un precio sube hasta donde los que compran están dispuestos a ofrecer. También se basa en otros principios cómo el de que el aumento de la demanda hace aumentar los precios.
El análisis de la primera premisa (deben haber ricos o pobres) nos puede llevar a una reflexión: el sistema capitalista, y más concretamente el sistema financiero, se ha alejado de sus principios centrandose en una meta imposible; que todos sean ricos. ¿Porqué? ¿De qué modo? Basando su desarrollo y su crecimiento en el mercado inmobiliario.
Veamos cómo se origina la cadena de despropositos.
A principios de la década de los 90, el precio del dinero (interés bancario) empieza a caer a nivel internacional rápidamente hasta alcanzar a principio del siglo XXI niveles del 2 por ciento incluso menos. Nuestro sistema bancario, que basaba sus beneficios en cobrar intereses del 15 por ciento sobre las hipotecas que concedía, vieron que sus beneficios disminuían y optaron por utilizar la aritmética sencilla: menos intereses, pues más hipotecas.
Para poder dar más hipotecas, con una demanda igual o casi igual, se debia hacer artificios para aumentar la demanda (ofrecer hipotecas a más años, reducir los 'requisitos' para obtener una, añadir plusvalías a las hipotecas...) entonces se empezaron a dar hipotecas a más gente y más fácilmente. Se empezaron a incluir entre los candidatos a los denominados NINJA (No Income,No Job no Assets (para más información visitar el blog del profesor Leopoldo Abadía leopoldoabadia.blogspot.com)) pensando que el mecanismo era fácil si estos individuos no pagaban: ejecutar la venta de la vivienda y recuperar el valor de la hipoteca.
La economía se benefició ricamente de estos artificios bancarios: más gente empleada en el sector de la construcción, más gente abriendo inmobiliarias, constructoras, empresas de obras e instalaciones, más trabajo para los notarios, para los banqueros... en general, una espiral de crecimiento que aumentaba el consumo beneficiando por tanto a todos los sectores de la economía y reducuiendo la cuota de desempleo de forma drástica.
Pero... pensemos un poco... ¿a base de que se estaba 'subvencionando' este crecimiento? A base de endeudamiento. Se estaba beneficiando la economía efímera de unos pocos años a base del endeudamiento de familias durante 30, 40 o incluso casos hipotecarios de 50 o 100 años.
Era fácil para cualquier economista ver que eso era de todo menos 'crecimiento sostenido'.
Por otro lado, el crecimiento de las facilidades para conseguir una hipoteca y el ánimo de muchas personas por conseguir una vivienda, hizo aumentar el total de demanda de pisos y casas y esto sirvió para que los vendedores y propietarios especularan con los terrenos y las viviendas y los precios de los activos inmobiliarios sufrieran una subida estratosférica.
Los bancos seguían financiando estas subidas aceleradas de los precios de las viviendas y la sensación de que todo iba sobre ruedas se hacía cada vez más generalizadas entre la población.
La subida acelerada de los ingresos y el bienestar animaron a los sectores a subir los precios de todo ya que como todo el mundo tenía trabajo y la mayoría de Estados presentaban superávits en sus cuentas (más ingresos en impuestos y cotizaciones laborales y menos gastos en prestaciones por desempleo) el problema de la inflación no era tan grave si se comparaba con el crecimiento económico (por ejemplo del PIB), es decir, el crecimiento era superior a la inflación.
Un escenario internacional de optimismo allanó el terreno para escaladas imparables de los ratios de inflación y conllevó también a una subida escalonada del precio del petróleo.
Europa y América del Norte se dividieron en dos grupos y en breve veremos porqué.
La escalada de los indicadores de la inflación, llevaron a los bancos nacionales, y más concretamente al BCE (Banco Central Europeo) a subir repetidamente los tipos de interés, el tan conocido por los mileuristas Euribor. Estas subidas se deben a la teoría macroeconómica que nos dice que a más intereses sobre el dinero menor inflación (reflexiónese sobre el hecho de que la gente se gasta más fácilmente el dinero que todavía no se ha pagado).
Existe un hecho que es una realidad en Europa, y es que la mayoría de créditos hipotecarios están regidos por un interés variable, y esta variabilidad se basa en un único aspecto, la decisión que tomen los dirigentes del BCE sobre el valor de nuestro amigo Euribor. El hecho de que el Euribor se haya prácticamente doblado en un periodo de tres años (2004-2007) y el de que en casi cualquier préstamo prácticamente la totalidad de las cuotas que se pagan al principio vayan destinadas a cubrir intereses nos da como resultado un dato sorprendente para unos y muy conocido para otros: la cuota de la hipoteca se multiplica prácticamente por dos.
Mucha gente empieza a dejar de poder pagar sus cuotas y pone sus viviendas a la venta.
Los bancos en general empiezan a entender la situación y se dan cuanta de que no pueden seguir dando hipotecas tan fácilmente y empiezan a cambiar de estratégias. El Euribor ha subido también y ya no necesitan conceder tantas hipotecas. Habían bebido de la fuente por dos lados: la gente que se hipoteca, y los promotores de las viviendas que le pedían crédito para construir. Pronto se dieron cuenta de que no iba a ser todo un camino de rosas. La demanda de pisos y casas, abonada por la facilidad de concesiones hipotecarias y una cuestión demográfica derivada como es que los que compraban eran los 'hijos de los baby-boomers' se estaba prácticamente agotando. Casi todo el mundo tenía ya una hipoteca.
Entre los hipotecados que habían puesto sus viviendas a la venta por no poder hacer frente a la hipoteca se empezaban a dar casos de no poder venderlas y a ejecutar los primeros embargos masivos de viviendas.
Cómo hemos comentado antes en la definición de la ley de la oferta y la demanda, el incremento de demanda sube los precios, pero la disminución de demanda (cada vez menos gente se hipotecaba y los requisitos ahora eran más estrictos) y también un aumento de la oferta (los bancos empezaban a vender muchas viviendas embargadas, los constructores seguían construyendo para seguir ganando barbarides con la burbuja y encima el caso de los particulares que compraban segundas y terceras viviendas para especular) causaban un efecto contrario, la caída de los precios. El 'pastel inmobiliario' se estaba quedando en migas y ya nadie sabía como escapar.
Los bancos no podían vender los pisos, las constructoras no podían pagar los créditos si no vendían viviendas y los particulares que habían especulado con segundas y terceras viviendas veían una sinopsis de como se ivan a arruinar. Era la 'crónica de un batacazo anunciado'.
Los bancos, viendo esta dificultad que tenían para vender las viviendas ejecutadas y lo difícil que iba a ser cobrar muchas hipotecas y créditos a constructoras y promotores, deciden optar por vender y comprar paquetes de estas deudas como forma de sacar rendimientos en forma de activos de inversión.
Los bancos estadounidenses empiezan a comprar y vender paquetes de deudas de sus hipotecas subprime (condenadas al fracaso desde el principio) y los bancos europeos hacen lo propio. Muchos fondos de inversión de medio y alto riesgo contienen activos de estos paquetes de deudas infectadas y comienzan a causar pérdidas.
La desconfianza de la estructura patrimonial de los bancos hace que estos empiezen a desconfiar unos de otros y dejar de dejarse dinero entre ellos, lo que se llaman préstamos interbancarios; esto produce aún más dificultad para conseguir créditos e hipotecas, causando el descenso más acentuado de compras de viviendas y, lo que es mucho más determinante, la dificultad para financiarse de pequeñas y medianas empresa (PYME's), el auténtico motor de toda economía.
Todo esto unido al descenso del negocio inmobiliario empieza a causar destrucción de puestos de empleo, reducción del consumo, aumento de las prestaciones sociales y de desempleo a las que tienen que hacer frente los Gobiernos, etc...
A todos nos suenan noticias como la intervención Fanie Mae y Freddie Mac (las entidades hipotecarias más importantes de los EEUU), las caídas de AIG (aseguradora más importante del mundo que, entre otras cosas, aseguraba hipotecas 'subprime'), Lehman Brothers (importante banca de inversión de EEUU), Fortis (el banco más importante de la zona del Benelux), UBS (importante banco suizo de inversiones)...
Esta es una 'crónica de una crisis anunciada', ahora sólo nos queda esperar a que el mercado se estabilize y asistir al nacimiento de un nuevo sistema, porque hemos podido ver como la liberalización de las actuaciones financieras de bancos de todo el mundo nos ha llevado a una situación cuando menos indeseable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por las ansias de ganar mucho mas dinero aunque el riesgo era demasiado, los bancos se embarcaron en esta voragine de prestamos hipotecarios sin el aval suficiente y hoy estan cosechando esas tempestades.